En Islandia empezó todo. Allí nació 51Trips, o mejor dicho, allí se prendió la llama de querer congelar las ganas de viajar a través de álbumes y planificadores de viaje. Dos años más tarde, y con una pandemia de por medio, volvimos para atraparnos en su inmensidad, aunque esta vez no vamos a hablar de las 51 cosas que puedes hacer, sino más bien de cómo hacerlas desde un prisma sostenible. Efectivamente, hablamos de turismo responsable.

Este post no pretende ser en ningún caso aleccionador, sino más bien todo lo contrario: esperamos que tras la lectura, Islandia pueda verse de alguna manera beneficiada por las buenas prácticas del turismo. Antes de abordarlas, hay que entenderlas, y para entenderlas hay que tener contexto y perspectiva. Ahí van los datos.

Islandia: un destino acostumbrado a recibir millones de turistas al año

En 2019 el mundo experimentó las mayores dinámicas de turismo de la historia: casi 1500 millones de turistas internacionales. De ese pastel, a Islandia le correspondieron más de 2 millones, una cifra que de alguna manera ya anticipa un fenómeno recurrente en destinos turísticos muy solicitados: el overturism. La sobrecarga de turistas en un lugar o país tiene un impacto directo sobre el destino en cuestión, por lo que hay que viajar con responsabilidad. En este caso, tampoco hay que perder de vista que Islandia es el país menos poblado de Europa

Cada vez somos más conscientes de ello, y esto es algo que la propia Oficina de Turismo de Islandia ya dejó entrever hace unos años. Según una encuesta realizada los últimos años, el 61% de los turistas extranjeros que visitan la isla afirmaban que su elección de la empresa de servicios turísticos estaba motivada por la certificación de calidad reconocida. Asimismo, el 72% aseguraban que una certificación medioambiental era importante o muy importante en su toma de decisión. Ser conscientes es el primer paso.

Volumen de turistas internacionales en Islandia. www.datosmundial.com

Buenas prácticas turísticas para cuidar Islandia

Como decíamos, el segundo paso está en la práctica. Los glaciares se derriten por culpa del aumento global de la temperatura, pero al mismo tiempo viajar a Islandia sin volar es impensable. ¿Cómo abordamos el escenario? Lamentablemente, el impacto del turismo no solo se reduce al cambio climático, sino a muchos otros frentes que están en nuestras manos. A continuación, planteamos algunos de ellos:


Estacionalidad y zonas de concentración:

Islandia es una isla gigante, y lo cierto es que hay zonas muy poco concurridas. No es un país que puedas abordar en pocos días, ni mucho menos en un fin de semana, por lo que la primera buena práctica pasa, paradójicamente, por pasar más tiempo en el país. Con esta premisa, las zonas tenderán a desconcentrarse de forma natural


Respeta los caminos y la conducción fuera de las carreteras:

Lidiar con la emoción de explorar y descubrir nuevas zonas no es empresa fácil para un destino desértico como Islandia, pero hay que tener en cuenta que las carreteras están ahí para proteger tanto a las personas como a la naturaleza. Conducir en campo abierto está estrictamente prohibido en Islandia precisamente por el daño potencial que puede ocasionar a la vida silvestre.

Pese a que los volcanes, las zonas geotérmicas y los campos de lava tengan la apariencia de naturaleza salvaje, resistente y colosal, en realidad son muy vulnerables.

Evita construir montoncitos de piedras:

En Islandia hay montones de piedras perfectamente erigidos que históricamente servían para señalizar las rutas de los caminantes para que no se perdieran. Aquí la problemática es evidente: con el crecimiento exponencial del turismo la práctica de replicar esos montones se ha extendido hasta tal punto que ha afectado seriamente al país en términos de patrimonio cultural.

localicelander.is

Un caso claro es el sufrido en la zona de Laufskálavarda, un lugar donde se situaba una granja que fue destruida en el año 894 a causa de la erupción del volcán Katla. De allí partió la tradición de amontonar piedras para “no sufrir el mismo destino de los pobres granjeros de entonces”.

No pises el musgo:

El musgo islandés tarda décadas en crecer. Es muy frágil y delicado, por lo que tumbarse sobre él o acampar en zonas donde éste es predominante no es una buena práctica. De ahí saltamos a los lugares de acampada que, en este sentido, la elección siempre debe estar determinada por su oficialidad.

Foto: vistaalmar.es

Cabe destacar que Islandia es uno de los países que ha llevado a cabo la transición del uso del carbón y el petróleo a las energías renovables con más éxito. En este sentido, el propio país es un ejemplo de cómo ha que convivir respetuosamente con la naturaleza, siempre en pos de la sostenibilidad. Aquí debajo os dejamos con nuestro Trip Planner de Islandia, donde también encontrarás información sobre cómo viajar respetuosamente a lo largo y ancho de esta isla.